...Razas, credos,
olores, profesiones, géneros, edades y hasta los nombres se desvanecen conforme
comienza la danza y los sonidos guturales y musicales colman el ambiente de un
salón que no es de baile, ni es gimnasio, ni consultorio, ni templo. Los
cuerpos se estiran, giran y flexionan y poco a poco las palmas de nuestros pies
informan a la mente que han tocado
el agua de un río de paz que comienza a impregnar los sentidos, llevándoselos
cual torrente que arrastra con fuerza los esqueletos, músculos, órganos y las
almas de aquell@s que nos hemos embarcado en este breve viaje hacia un estado
casi místico que nos vuelve indiferentes al peligro y nos vincula en un
respetuoso pero cercano contacto físico y emocional con seres superficialmente
desconocidos, con los que nos dejamos ir de la mano y con una sonrisa en el rostro, tan frecuentemente como se
requiera, en una balsa de voz, conciencia y movimiento, navegando hacia una
mejor posición para enfrentar la cotidianeidad sobre la esencia mágica de eso
que llamamos: "Río Abierto"...
Jacques Bernis, abril 2003
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